martes, 28 de enero de 2014

Autopista del sur


En el pequeño coche
al viento de levante y a nuestro mundo
fuimos,
sobre aquella autopista de curvas infinitas
y rodadura dulce.

Íbamos a encontrarnos en la sala de un cine,
bajo un olivo gris,
en el Talgo a París,
en Silos, en Trujillo
y Aguilar de Campoo,
en una azotea cálida en calle Santa Clara,
a encontrarnos interminablemente en Valencia.

Y tras los girasoles el sol se iba poniendo,
en esa lúcida autopista calma
que así nos proyectaba hacia el futuro,
con esa convicción,
y con esa certeza
del blando recaer al eterno retorno.