sábado, 28 de septiembre de 2013

Hacia el desmantelamiento de la sociedad española


Todo el mundo lo sabe: estamos viviendo una fuga descomunal de talento. Ingenieros, profesionales cualificados, investigadores, empresas. Personas que ha costado mucho dinero público formar en nuestro país, con nuestros impuestos, y que ahora generarán riqueza para otros.

Alfonso del Valle. Suspiráis de España.
Por supuesto no los culpo; huyen de un país que no es capaz de ofrecerles un trabajo digno, no ya en cuanto a salario, sino ni siquiera en cuanto a expectativas y reconocimiento profesional. En Finlandia ser maestro en un honor, un trabajo bien pagado y de altísimo reconocimiento social; quizá no sea casualidad que sus estudiantes den las máximas calificaciones en los informes Pisa.
¿Qué pasa con la Universidad española? Está al borde del desmantelamiento. Por inanición. Explicaré lo que está pasando. Todo el mundo sabe que en la Universidad hay profesores valiosos y también profesores poco valiosos. En su calidad de funcionarios, es muy difícil hacer un ERE, así que las perversas mentes de los políticos han ideado otro modo de abaratar costes.
Hace un mes, en el Claustro de mi universidad, se anunció que el dinero que iba a dar la Comunidad para su financiación cubriría aproximadamente el 50% de las nóminas. Si a esto unimos los ingresos por matrícula de estudiantes y proyectos de investigación podríamos llegar, más o menos, al 80% del coste de las nóminas. Pero las nóminas no son el único gasto que tiene la Universidad. Conclusión: como no puede despedirse a casi nadie, la empresa debería dar suspensión de pagos.
Pero no es una empresa, es un organismo público, cuyo fin no es la rentabilidad, sino la formación de profesionales, en el caso de mi universidad, ingenieros, de esos que tendrán que irse al extranjero porque en España no va a quedar nada de nada.
¿Es lógico que a un organismo público no se le de la financiación que necesita para subsistir? Me pregunto cuánto dinero generan nuestros políticos para el bien común, cuánto dinero genera la sanidad pública, cuánto generan los colegios públicos y concertados, cuánto generan los ministerios, las infraestructuras de transporte, la televisión pública. Y también me pregunto cuánto beneficio social generan estos mismos ejemplos. Unos más que otros, ¿verdad?
Ya que no hay trabajo para universitarios (y tampoco para no universitarios, que también se están marchando), ¿para qué queremos Universidad? Y si me apuran, ¿para qué queremos enseñanza secundaria? Parece que en España con saber sumar y restar ya nos llega. Las otras cuentas que las hagan los banqueros suizos. Si no quieren que haya Universidad que la cierren, pero que no la estrangulen.
Nuestros políticos no saben qué es una derivada. No saben de Teoría de Sistemas. No saben que pisando el freno no puede acelerarse el coche, ni siquiera los oficiales. Que a un tren que no anda nadie se sube. Que, dependiendo del sistema, girando a la izquierda a veces se puede terminar en la derecha. No distinguen el beneficio social del beneficio económico. Esto es el fracaso de una sociedad al completo.
Publicado originariamente en Computación creativa y otros sueños (Libro de Notas) el 25/1/2013.