viernes, 16 de febrero de 2007

La música de las esferas


Ibn al Aziz encontró la música de las esferas en 1419.

Astrónomo, músico y matemático, derivó de la posición de los planetas un conjunto de series numéricas que, convenientemente transformadas y proyectadas sobre la escala frigia gregoriana producían, al ser interpretadas al laúd, un sonido mágico que hería los sentidos y nublaba la razón.

En sus escritos estableció hipótesis sobre el poder sugestivo que los astros podían ejercer sobre el entendimiento de los hombres. Y buscó sin descanso las relaciones óptimas para conseguir fama y riquezas.

Parece que una de sus series halló tal poder hipnótico que Ibn al Aziz, al interpretar la melodía resultante, quedó sumido en un estado catatónico permanente que ya nunca abandonó. Vivió ciento veinte años.

Se dice que Holst conoció el trabajo de Aziz y, aunque falto de los conocimientos matemáticos necesarios, se inspiró en sus escuetas descripciones verbales para confeccionar su obra más conocida.

En el año 2001, Itu Erman, programador de sistemas noruego, redescubrió la fórmula de Aziz mientras experimentaba con música serial generada a partir de simulaciones gravitatorias. Al parecer halló que los efectos hipnóticos eran independientes de los valores concretos de la posición de los objetos celestes, lo que invalida posibles explicaciones astrológicas, y parecían deberse a las relaciones internas de los parámetros. Erman, como Aziz, utilizó la proyección frigia gregoriana y debió encontrar la relación exacta que Aziz encontrara seis siglos atrás. Entró en coma tras una de sus simulaciones.

Nadie se ha atrevido aún a ejecutar sus programas.


Publicado originariamente en la Revista Poética Almacén el 1/1/2003